Se ha escrito mucho sobre la personalidad Centaury, según Bach a  las personas que se encuentran en un estado Centaury desequilibrado les cuesta ejercer su voluntad.
Estas personas tienden a caer bajo la influencia de otras con carácter muy fuerte y se dejan llevar por los deseos de otros postergando su verdadero propósito.

Se dice que en el fondo lo que los empuja a actuar de ese modo es su necesidad de recibir afecto ya que ello les da seguridad. Se habla también de que a Centaury lo acompaña Larch pues sin una falta de confianza en sí mismo no se entiende que acabe sometiéndose a los deseos de los demás.

Se dice también de Centaury que no quiere tomar las riendas de su propia vida y que se refugia en los demás para eludir el propio proceso de hacerse adulto que entre otras cosas implica aprender a decidir y no a regirse por el elogio y la censura de los otros.

Desde aquí me gustaría aportar una idea más que explique esa falta de poder para ejercer su voluntad.

Nuestra Alma sabe y elige en qué lugar nos coloca para que podamos tomar la lección que hemos venido a aprender en esta vida. No es raro así que una personalidad Centaury esté rodeada de al menos una o varias personalidades fuertes tipo Vine o Vervain que le obliguen a superarse y a enfrentar la vida con coraje y no con sometimiento.

Algunos terapeutas califican a la persona Centaury como la más sensitiva de los treinta y ocho estados anímicos, de hecho el Dr. Bach la clasificó en el grupo «Hipersensibilidad a las influencias ajenas»,  así que no sería raro que su propia sensibilidad quedara herida por personalidades más fuertes postergando sus propias necesidades en un intento mal entendido de no querer  herir como la han herido a ella.

 

Así lo escribe el Dr. Bach en: La historia de la Centaurea menor.

 

“Soy débil, sí, sé que soy débil, pero ¿por qué? Porque he aprendido a odiar la fuerza, el poder y el dominio, y si por ello peco un poco de debilidad, hay que perdonarme porque sólo es una reacción al odio que siento por los que hacen daño a otros. Pronto aprenderé a encontrar el equilibrio para no hacer daño y evitar que me lo hagan, pero por ahora prefiero sufrir que causarle a algún hermano un momento de dolor.
Así que hay que tener paciencia conmigo, la pequeña centaurea porque soy débil,  lo sé, pero mi debilidad es para bien y pronto me haré más grande, más fuerte y más bonita, hasta que todos lleguéis a admirarme por la fuerza que os proporciono.”

 

Los Remedios Florales: Escritos y conferencias
Capítulo: “Historia de tres remedios” (1933)
Dr. E. Bach