Edadismo, la evolución transformada en abatimiento

La solidaridad y cooperación entre generaciones debería darse de manera natural, nuestros adultos mayores tienen mucha experiencia, sabiduría y cariño por compartir, sin embargo, en los países más desarrollados esto no sucede.

Tanto es así que La Real Academia Española (RAE) presentó en diciembre de 2022 la actualización 23.6 del Diccionario de la Lengua Española (DLE), que incluye entre sus novedades las palabras ‘edadismo’ y la define como: Discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas.

Un problema intergeneracional

Esta discriminación se produce a veces sin darnos cuenta de varias maneras:

Discriminamos cuando seguimos ciertos estereotipos tales como: es mayor, le costará aprender, entender, adaptarse, etc.
Discriminamos por comportamientos, por ejemplo, en un trabajo según que rango de edad ya no se considera, o con la falta de paciencia al no comprender los ritmos diferentes de la gente mayor, con la falta de empatía hacia ellos.
Discriminamos también con nuestros sentimientos, no queremos ver la vejez a nuestro lado y tenemos miedo a envejecer.

En tiempos pasados

Antes la edad era sinónimo de experiencia y sabiduría, hoy en día en una sociedad muy tecnificada y competitiva es necesario un aprendizaje rápido y continuo en nuevas tecnologías, esto hace que personas de edad excepcionalmente aptas queden relegadas, independientemente de su capacitación. La sociedad las jubila y ello en la mayoría de los casos conlleva un empobrecimiento económico que las aparta aún más en diversos espacios de nuestra cotidianeidad. Todo ello hace que la persona mayor no se sienta útil, que su autoestima se desmorone en esta etapa de su vida, con lo que disminuye drásticamente su bienestar emocional.

Pérdida de autoestima

Pero el edadismo no solo se da hacia afuera, sino que es un sentimiento que va arraigando dentro de nosotros, nos discriminamos a nosotros mismos con pensamientos tales como, yo ya no valgo para esto, yo esto ya no lo puedo aprender, ya no tengo ni edad ni tiempo para esto. Creencias todas ellas limitantes, ya que la neurociencia ha demostrado que la plasticidad cerebral nos permite aprender durante toda la vida.

Por otro lado, el edadismo no solo implica a la gente mayor, sino que hemos de tomar conciencia como los niños a veces se sienten excluidos del mundo adulto, no se les escucha con la atención que requieren. También se da hacia los jóvenes, ya que hay situaciones o trabajos, para los que se los considera demasiado jóvenes, aun estando muy capacitados.

¿Cómo pueden ayudarnos las Flores de Bach?

Las Flores de Bach pueden ayudar y mucho a las personas que sufren edadismo, aportando ánimo, confianza en sus capacidades, vitalidad para hacer y determinación.

Fuerza intergeneracional

Fuerza intergeneracional

Dependerá del caso particular de cada persona y de cómo se sienta, algunos ejemplos más habituales serían:

Walnut, ayuda a la adaptación en el paso de las diferentes franjas de edad.
Larch, proporciona confianza y autoestima frente al sentimiento de no sentirse válido.
Gorse, proporciona esperanza frente al sentimiento de que ya no hay nada que hacer.
Sweet Chestnut, ofrece apoyo interno frente a situaciones límite.
Willow, aporta aceptación y calma frente al sentimiento de injusticia.
Olive, nos aporta energía cuando el sentimiento es de desgaste.
Mimulus, aporta seguridad frente al miedo a envejecer o a perder estatus económico.
Wild Rose, nos conecta con el sentido de propósito cuando la persona se resigna sin hacer ningún esfuerzo por mejorar.

Hoy en día hemos aumentado nuestra esperanza de vida, la hemos aumentado en salud y en experiencia. Si tenemos suerte llegaremos a adultos mayores y ello incluye el derecho al bienestar emocional.
Convirtámonos en una sociedad que incluya a todas las edades con la dignidad y reconocimiento que cada una de ellas se merece.

Una sociedad donde los mensajes sean de acogida para todos.

Tú existes, Te veo, Eres valioso, Tú perteneces.
¡Tienes mucho para contribuir!

 

En conversaciones con la Asociación Europea de Programas Intergeneracionales (AEPI) nos hemos dado cuenta de lo poco atendido que esta este asunto. Es cierto que nuestra sociedad cada día da algún paso en pro de que el “edadismo” deje ser una tendencia discriminatoria más.

La edad es un valor, es un activo humano más, de todos los que poseemos. La edad es sinónimo de conocimiento y de experiencia, la edad de una persona está directamente asociada a su longevidad y esta representa la evolución del ser humano a lo largo de los tiempos.

Evolucionemos en vez de retroceder, gracias, AEPI, por vuestra labor y conversación.

 

Si te sientes identificado con alguno de estos síntomas y quieres conocer lo que las Flores de Bach pueden hacer por ti. No dudes en contactar conmigo, haz clic aquí, contacta conmigo rellenando el formulario y podremos conocernos.