Las pérdidas forman parte de nuestro proceso vital, perdemos unas cosas y ganamos otras. En todas las pérdidas pasamos por un duelo más o menos intenso, depende de la importancia y de lo significativo que sea para nosotros aquello que perdemos

Las pérdidas tales como divorcios, pérdida de una casa, cambio de país, pérdida de un trabajo, de un proyecto, pérdida de una amistad, son procesos de duelo que no tienen que ver con la muerte de un ser querido pero sí con algo que muere dentro de nosotros.

Ante esta nueva situación debemos llevar un proceso de adaptación a la nueva situación y resurgir de otra manera.

En las pérdidas aparece primero mucha confusión, a veces son procesos traumáticos otras veces es una pérdida anunciada pero ambos nos provocan en una primera etapa sentimientos de: miedo, angustia, inquietud, desasosiego e incluso desesperación. Es esta una etapa de dolor.

En una siguiente etapa los sentimientos son más ambivalentes: odio, victimismo, resentimiento, inadecuación, culpabilidad, autorreproche, incapacidad para aceptar la nueva situación, apego al pasado.

Es esta una etapa ya no de dolor sino de sufrimiento que nos lleva al desánimo, al abatimiento y a no ver la salida a esta situación.

Las Flores de Bach nos acompañan en el proceso de pérdida ayudándonos a transitar el dolor de la pérdida de forma que no caigamos en el sufrimiento. Nos aportan esperanza y ánimo frente al cambio y nos ayudan a ver que muchas veces cuando creemos que perdemos, ganamos.