La enfermedad es un proceso en la vida, sin embargo, cuando ésta llega el impacto emocional es tremendo y depende directamente de la gravedad de la enfermedad. 

La persona necesita un soporte emocional fuerte que ayude a sostener la vorágine de emociones que se dan durante el proceso de la enfermedad. La necesidad de soporte emocional no es exclusiva del enfermo si no que a menudo los familiares también necesitan ayuda.

Como hemos dicho la enfermedad es un proceso y como tal pasa por varias fases.

En una primera fase, de diagnóstico, se produce una gran ansiedad, angustia y miedo tanto para el paciente como para el resto de la familia. Es un momento en que las cosas suceden muy rápido, se espera un diagnóstico y cuando este se produce se deben tomar decisiones, comunicarlo a la familia y nuestra mente no tiene tiempo para asimilar.
También en esta fase aparecen emociones de ira, resentimiento y desesperación, donde la pregunta es: ¿por qué a mí?

En una segunda fase, de tratamiento, aparece otra vez el miedo. Miedo a todo un proceso que es desconocido, miedo a las consecuencias, a morir, miedo por los seres queridos, a perder el control, el miedo puede paralizar e impedir tomar decisiones.

Este miedo conlleva ansiedad y a veces depresión.

La ansiedad es una ansiedad anticipatoria de cómo la enfermedad afectará a la vida del paciente, como afectará a nivel familiar, a nivel social, en el trabajo. La ansiedad de no saber.

La depresión no como cuadro psicopatológico sino como síntomas de bajada de ánimo, insomnio, falta de deseo de disfrute, cansancio, tristeza.

Si ocurre una recaída el síntoma más frecuente es la desesperanza.

El terapeuta floral puede ofrecer su ayuda acompañando al paciente, siendo accesible tanto para la persona afectada como para sus familiares, ayudando a sostener con la escucha activa y el acompañamiento todas las emociones que a veces no se quieren expresar a los familiares.

No sólo es enfrentarse a la enfermedad, aquí hay que sumar las emociones que esta despierta en cada ser.

Los remedios florales ayudan proporcionando el equilibrio, la serenidad y la fuerza para sostener los diferentes estados emocionales que acompañan al proceso de la enfermedad.