Hoy en día es muy común escuchar la frase “estoy depre” que lejos de ser un cuadro psicopatológico es la expresión de un síntoma que se manifiesta como bajada de ánimo, insomnio, falta de deseo de disfrute, cansancio, pena, pesimismo, melancolía, falta de interés, etc.

A todo ello podríamos llamarlo tristeza. Vemos así que la tristeza tiene muchas caras y a su vez esconde muchos estados de ánimo como soledad, sensación de inadecuación, culpa resentimiento, victimismo y hasta ira.

Decimos tristeza cuando deberíamos decir:

  • Desánimo, tristeza pesimista a consecuencia de que no se hayan cumplido expectativas.
  • Desesperación, tristeza que conlleva una gran agitación ante las circunstancias y en la se busca una salida.
  • Desesperanza, tristeza profunda, la persona claudica, “tira la toalla” y se aparta de la vida.
  • Duelo, tristeza consecuente a pérdidas traumáticas.
  • Apatía, tristeza que se agazapa en forma de resignación y falta de interés.
  • “No pasa nada”, esa tristeza que no se nombra y con la que no se quiere entrar en contacto.
  • Amargura, tristeza enquistada en forma de resentimiento.
  • Abatimiento, tristeza asociada a la sensación de falta de energía frente a algo que queremos.
  • Nostalgia, la tristeza se sostiene actualizada por el recuerdo.

Para acompañar la tristeza debemos saber qué vestido lleva, ¿que habita debajo de la tristeza?

Son muchas y distintas las Esencias florales que pueden acompañarnos a transitar el camino de la tristeza dependiendo del origen que esta tenga, dándole nombre para así poder transformarla en ánimo y esperanza.