Cuando nos proponemos metas, estas debe cumplir con una buena especificación de objetivos. En términos de PNL significa: nombrado en positivo, concreto, bien definido en el tiempo, de consecuencias positivas y que dependa de uno mismo.

Aun así, podemos encontrarnos con resistencias internas que vienen de nuestra parte emocional. Llegados a este punto, la pregunta es directa. ¿Qué te lo impide?

Las respuestas a esta pregunta, qué no es fácil y requiere mucha autoconciencia, pueden ser muchas, veamos algunos ejemplos:

  • Miedo, este puede ser un miedo que podemos nombrar como por ejemplo miedo a fracasar, miedo económico o un miedo inconcreto como miedo a lo desconocido.
  • Falta de confianza, esta puede ser una falta de confianza en nuestras capacidades, o por una mala autoimagen de nosotros mismos.
  • Incerteza, cuando dudamos de nuestro criterio o cuando nos debatimos entre dos opciones sin poder decidir ni actuar.
  • Falta de foco en la dirección a tomar, la persona está dispersa y prueba multitud de opciones sin encontrar el camino que quiere seguir.
  • Sentimientos de culpabilidad, por responsabilidades adquiridas hacia otras personas.
  • Influencias externas, personas muy sensibles a influencias externas que los apartan de su objetivo o que simplemente que la persona está intentado lograr un objetivo o una meta que no es suya.
  • Falta de concreción, cuando nuestro objetivo es más un deseo porque no podemos concretar, qué cómo, dónde, cuándo, con quién y nos mantiene en un estado de ensoñación constante que no es resolutivo. Una cosa es querer o desear, otra decidir.

A veces nos sorprende ver que la persona que plantea un objetivo en realidad plantea un deseo pues en el fondo no cree que el objetivo sea posible. Cuando toma conciencia de que lo que plantea es posible empieza instantáneamente a pensar en el cómo.

Puede ser que nada nos impida conseguir nuestro objetivo y sin embargo caigamos en estados de impaciencia, donde no damos tiempo al tiempo, para que las cosas sucedan.  En otras ocasiones podemos caer  en estados donde el exceso de entusiasmo es tal que nos lleve a una hiperactividad física o mental excesiva.

Lo más importante es tomar conciencia de dónde estamos, desde dónde partimos y a donde queremos llegar, a partir de ahí las Flores de Bach actuarán como portadoras de información para poder gestionar nuestras emociones y desarrollar nuestro potencial para poder así alcanzar nuestro objetivo.