El tratamiento con Flores de Bach es inocuo e inofensivo, por lo que puede administrarse a los niños con absoluta tranquilidad incluso a los lactantes. Las Flores de Bach tienen muy buenos resultados en los niños, ellos no están condicionados ni crean resistencias, por otra parte las conductas que en ellos están desequilibradas no están tan arraigadas como en los adultos y así las Flores de Bach pueden transmitir los patrones de información necesarios fácilmente.

Al realizar la prescripción floral es importante tener en cuenta la personalidad del niño, que es la que determina la respuesta a las situaciones de conflicto, luego nos centraremos en los problemas concretos que el niño esté atravesando, algunos ejemplos son:

  • Manejar los celos cuando nace un hermanito o las envidias entre hermanos, enseñándoles a aceptar las necesidades de los otros y a tener mejor relación entre ellos.
  • Niños inquietos con necesidad de acaparar la atención, les ayuda a expresar lo que sienten con más claridad disminuyendo su insatisfacción.
  • Niños caprichosos y manipuladores, con crisis de llanto. Aumentan la resistencia a la frustración.
  • Niños con posesividad y gran dependencia afectiva de sus madres, les dan seguridad.
  • Pequeños tiranos, a los que ayudan a reducir el autoritarismo.
  • Niños inquietos, que siempre quieren convencer y que se frustran si no les siguen. Aquí las flores de Bach van a favorecer que puedan respetar a los otros y sus opiniones, disminuyendo así la tensión.
  • Niños impulsivos, que hacen y luego piensan, los liberan de las reacciones impetuosas.
  • Niños solitarios, independientes, que se sienten invadidos, les ayudan a abrirse a los demás y promueven la relación con sus compañeros.
  • Niños tímidos, inseguros que se mueven desde el miedo, les ayudan a confiar en sí mismos.

La infancia es una etapa compleja, llena de cambios y aprendizajes, las Flores de Bach ayudan a que los niños en su desarrollo por las distintas etapas madurativas se comuniquen con su entorno de una manera saludable, a que tengan una mayor capacidad de adaptación a situaciones nuevas y a afianzar aprendizajes, todo ello se traduce en relaciones más armónicas, más seguridad en sí mismos y mayor autoestima.